En días de contar historias, de proyectar nuevos sueños siempre es motivador compartir experiencias de personas cercanas.
Atravesar el Atlántico en velero es el sueño de muchos, pero el privilegio de solo unos pocos. Y uno de esos afortunados es nuestro segundo capitán, Jaime González.
Jaime ha cruzado el Atlántico 5 veces y siempre en barcos de vela.
Tres de ellas, por la ruta de los alisios vía Canarias y dos vueltas rodeando el permanente anticiclón de las Azores. Con sus respectivas calmas y sus vientos del Oeste que te conducen sin equivocación a las Islas Azores.
Su primer cruce Atlántico fue hace 13 años ya. Vientos frescos y olas grandes para ir desde el Caribe hasta las costas españolas.
El último, en 2014 finalizando en la Isla de Barbados la más oriental de todas las islas de Barlovento en el Caribe.
Llévanos a navegar contigo, con tus recuerdos, le pido.
Y le doy pie: ‘Me acabo de despertar en mitad del Altántico. Estamos justo a mitad de travesía…’
Este es su relato:
Las escasas horas que he podido descansar me han sabido a gloria.
La luz entra por los portillos con fuerza. Ya deben de ser al menos las 10. Mi guardia terminó a las 6 de la mañana, así que me siento más que recuperado.
El sonido del casco sobre el mar es bueno. Puedo sentir cómo nos deslizamos y al mirar por la escotilla veo que las velas portan con fuerza en un rumbo abierto, un rumbo que nos lleva directamente hacia el Caribe.
Tras lavarme la cara subo a cubierta y veo a los tripulantes que forman la segunda guardia. Están todos en su posición y enseguida me ponen al día
Todo en orden Capi.
Llevamos 4 horas navegando a una media de 10 nudos y el viento está bastante estable.
Casi no hemos tenido que tocar el piloto automático.
En ese momento miro popa y me fijo en la estela que vamos dejando. Efectivamente vamos muy bien, el barco navega alegre en mitad del Atlántico.
Aprovecho para decirles que se vayan a tomar algo que ya nos encargamos nosotros hasta la hora de comer. Dejo a mi compañero de guardia al gobierno del barco, no sin antes haberle explicado el rumbo que tenemos que llevar. La cubierta me espera para hacer los chequeos de rutina.
Desde la popa es alucinante ver como vienen las olas una tras otra, empujándonos junto al viento con rumbo a nuestro destino. De repente perdemos un poco de velocidad, una de ellas, más rápida que nosotros nos levanta la popa con fuerza.
A continuación ya sabes lo que va a venir. Una aceleración al surfear la ola, que nos llevará a planear hasta los 15 nudos.
El viento es bueno y el océano está de un color azul intenso. La tripulación está feliz y comienza otro maravilloso día en mitad de esta bella inmensidad.
¿Cuál fue tu inspiración para lanzarte a atravesar el océano, por primera vez?
Mi primera motivación vino de las lecturas de grandes navegantes solitarios: Joshua Slocum, Bernard Moitessier, Eric Tabarly y como no, nuestro José Luis de Ugarte. Todos habían dado sus respectivas vueltas al mundo.
Con sus relatos comencé a sentir unas ganas tremendas de poder verme inmerso en largas navegaciones. Días y días en las que la aventura fuese siempre la gran protagonista. Por esto lo dejé todo.
Al terminar mis estudios de Navegación Marítima tuve la gran suerte de poder enrolarme como marinero en un pequeño velero americano. Su ruta era navegar por el Pacífico durante 6 meses. Imaginaros lo que significaron esos seis meses para mí, la maravilla de poder vivir tus sueños. El comienzo de un tipo de vida del que ojalá, no me deshaga nunca.
Dicen que es una experiencia dura, que ‘engancha’
¿Qué es lo que te apasiona de ella? ¿Qué ha sido hasta el momento, lo más difícil que has vivido ?
Efectivamente ‘engancha’ y no sabría expresar hasta qué punto.
Quizás de las cosas que más animan a realizar este tipo de travesías es sin duda alguna las ganas de vivir intensamente. De vivir inmerso cada día en una experiencia diferente, en cada momento. Desde que comienzas a dar forma a la ruta hasta que llegas a tu destino, dejando atrás vivencias inolvidables.
Por relatar alguna situación complicada, recuerdo que en mi primer cruce tuve un problema con una de las drizas, con la que llamamos del Código 0. Una vela de proa de unas dimensiones importantes, por decirlo de manera simple.
No quedaba más opción que subir hasta lo alto del palo para solucionarlo. Imaginad estar subido en un mástil de más de 25 metros, en mitad de un océano agitado en el que el más leve movimiento multiplicaba tu zarandeo, yendo de un lado a otro agarrado con todas tus fuerzas e intentado solucionar el problema.
La convivencia dentro de un espacio reducido
¿Hay normas, reglas o rutinas? ¿Qué has aprendido de ello que pueda ser útil también en tierra?
La convivencia es algo fundamental y que hay que manejar bien.
Para hacer una travesía en la que de media se emplea unos 20 días, el ánimo a bordo es fundamental. Y si tuviese que nombrar algunas claves elegiría la buena comida y el reparto y cumplimiento de responsabilidades.
Es imprescindible contar con un exigente sistema de guardias de navegación, con al menos dos equipos. A ser posible colocando a una persona con más experiencia con otra más novata. En las primeras noches se hacen turnos de 2 horas, para poco a poco ir incrementándolas hasta las 4 horas por pareja.
Ah! y se me olvidada contar con tiempo para ti, sin responsabilidades. Tiempo en el que puedes desde hacer ejercicio, leer o contemplar el océano sin más.
Y lo más importante que he aprendido es que no importa lo complicado que sea la navegación, o lo difícil que sea relacionarte con un compañero con el que no has congeniado. Tendrás que sacar lo mejor de ti para sobrellevarlo lo mejor posible.
Siempre he llegado a mi destino y nunca he tenido que abandonar una travesía. Eso es exactamente lo que me gustaría transmitir, no hay que ceder ante las complicaciones ya que son nada más que eso, complicaciones que terminarán pasando.
¿Qué es lo más importante para hacer realidad tus viajes soñados?
Para navegar a vela con éxito, necesitas una gran pasión.
Tener las ganas de hacerlo desde lo mas profundo de tu ser. A partir de ahí, un mecanismo se pone en marcha para empezar a diseñarlo, a visualizarlo todo. Desde ese momento la aventura ya ha empezado y eso también lo podemos hacer en todos los aspectos de nuestra vida.
¡Buena travesía marinero@s!