En épocas de cambios se hace más necesario que nunca el liderazgo con capacidad de adaptación.

Usar el verbo capitanear para aplicarlo no solo a una empresa, sino  a un grupo social o un hogar cobra en estos días de cuarentena mucho más sentido.

En este camino de despertar a los líderes y lideresas que llevamos dentro, rescatamos la figura de Sir Ernest Shackleton. Para muchos amantes y profesionales del mar, el ejemplo por excelencia de liderazgo en la más absoluta adversidad.  Sin duda, nuestro héroe preferido.

En el siglo XX en la exploración del Polo Sur no había que enfrentarse a feroces animales o indígenas salvajes. La lucha se establecía entre el hombre y las fuerzas desatadas de la naturaleza, entre el hombre y los límites de su resistencia.

Vientos de más de trescientos kilómetros y temperaturas de hasta 50º grados centígrados bajo cero.

Inhabitable…

‘Las placas de hielo podrían describirse como un gigantesco

e interminable rompecabezas inventado por la naturaleza’

Shackleton, South

Shackleton, reconocido explorador y marino inglés se embarcaba en 1914 junto a 27 hombres, en la que se denominó Expedición Imperial Transantártica. El deseo inicial de la expedición era alcanzar el Polo Sur, pero llegada la fecha esto ya se había logrado por lo que cambió su objetivo.

Decidirían realizar la travesía del continente antártico desde el mar de Weddell hasta el mar de Ross.

Y casi lo consiguen. Solo ciento sesenta kilómetros los separaron de esta nueva proeza humana.

Pero un hielo implacable los dejó atrapados, terminando de hundir su barco apenas unos meses después.

¿Cómo logró sobrevivir junto a 27 marineros naufragados en uno de los lugares más fríos e inhóspitos del mundo? ¿Qué fue lo que les mantuvo con vida durante 21 meses, atrapados en condiciones imposibles y sin apenas tecnología?

El 24 de abril de 1916 Ernest Shackleton partió  de Isla Elefante con 5 de sus hombres en un bote de apenas 7 metros.

Un último intento por recorrer 800 millas del océano más peligroso del mundo con el firme propósito de alcanzar tierra habitada. Dos toneladas de lastre de piedra y comida para 4 semanas, eso era todo lo que alcanzaban a llevar.

Y este fue uno de los más grandes viajes en barca de la historia marítima moderna. Una dura navegación que tuvo que ser acompañada de una caminata de más de 36 horas por un hielo impenetrable, necesaria para llegar al asentamiento y pedir ayuda. Había una meta superior, la de sobrevivir para salvar al resto de la tripulación que aguardaba aún en la isla.

Esto es sólo una pequeña parte de su gesta. Todos lograron regresar con vida.

El suyo fue un extraordinario viaje de supervivencia. Estas son las 7 claves de su personalidad  que más nos inspiran:

  • Su lema familiar ‘Fortitude Vincimus‘: venceremos gracias a la resistencia y el nombre con el que rebautizó su barco, ENDURANCE . Todo ligado a la resistencia en el sentido de resiliencia, duradero, todo lo contrario a la duda. Nunca dejó un resquicio para ella :’ Un hombre debe luchar hasta el final por aquello que más desea en la vida’. Resistió situaciones extremas y superó junto a su tripulación límites inimaginables durante casi dos años.
  • Su profundo respeto por vida humana. A pesar de la tenacidad manifestada para conseguir sus sueños, siempre tuvo presente que lo más importante eran las vidas humanas. Consideraba que no había mayor objetivo que ese. Decía: ‘Si una meta ha desaparecido, haz otra’. Y ante la adversidad, dejó sin pestañear su idea de atravesar la Antártida y mantuvo con firmeza su nuevo objetivo, volver con todos sus hombres vivos.
  • Constancia inquebrantable. Defendía que es la constancia lo que conduce al triunfo. Trabajo constante, fe constante, constante adaptación a la adversidad. Desarrolló en el grupo la capacidad de improvisar, de sacar algo de la nada y les enseñó a sobreponerse de los contratiempos, ‘lo pasado, pasado está’.
  • Comunicación permanente. Shackleton sabía bien que no bastaba con mantener la propia moral alta. Había que hacerla visible, emanarla, transmitirla con hechos y palabras. Hizo presente lo importante una y otra vez. Todos los días, todo el tiempo.
  • Profundo conocedor de la naturaleza humana. Sabía que ‘el mayor peligro no era el hielo sino el espíritu humano, su moral’. El optimismo era el centro de la personalidad de Ernest Shackleton: espíritu positivo y buen humor a pesar de las circunstancias.  Siempre había esperanza. Era imposible fisurar su certeza de que había perspectivas de futuro. Sabía que esa actitud suya alentaba el espíritu de supervivencia en los demás. Durante los meses de naufragio en mitad del hielo, organizó teatros, conciertos, torneos de cortes de pelo e incluso usó la música como “medicina mental vital”. El suyo era un sublime optimismo constante que le hacía tomarlo todo, sin excepción, de una manera práctica.
  • Predicar con el ejemplo. Su fuerza de voluntad  y su espíritu de sacrificio fueron un ejemplo constante para el resto. En su equipo todos hacían de todo, él el primero.
  • Su creencia de conexión con algo más grande que nosotros mismos. Al final de su increíble hazaña escribió: ‘Habíamos visto a Dios es sus esplendores, oído el eco de la naturaleza. Habíamos llegado al alma desnuda del hombre‘.

Si quieres saber más sobre esta increíble aventura y sus tripulantes te recomendamos algunos de estos libros. En todos ellos tendrás oportunidad de indagar tanto en la personalidad del capitán Shackleton como en la de los miembros de su tripulación. Así como todo lo que tuvieron en cuenta a la hora de la preparación de la expedición.

Algunos datos de este artículo han sido tomados de ellos.

Esperamos los disfrutéis tanto como nosotros.

  • Shackleton de Roland Huntfort. Shackleton de Margery y James Fisher. South del propio Shackleton. Endurance y Shackleton’s Boat Journey ambos de Frank Worsley. South with Shackleton de Leonard Hussey.